¿Que puntaje, del uno al diez, le
darías a tu autoestima? Responder esta pregunta nos ayuda a saber
donde estamos parados.
Aunque a la autoestima la vamos
construyendo día a día, es necesario saber desde donde invertiremos
más recursos para edificarla.
¿Cual es tu respuesta mental a la
pregunta? ¿6, 10, 2, 1, o 0 quizás? Para poder responder con mas
honestidad pensemos en esto: La autoestima se forma mayormente en la
infancia y adolescencia. Son las “voces” externas significativas
las que nos dictan nuestro valor. Padres, hermanos, amigos,
parientes, etc.
Luego esas voces externas se convierten
en nuestra voz interna. Tratemos ahora de enfocarnos en esa “voz”
interna que tenemos y... shshsh. Hagamos silencio. Por un momento
enfoquemonos solo en esa voz... ¿que te dice? Suele hablar fuerte o
suele solo susurrar, pero siempre esta dictando nuestro valor. Esa es
su función.
En verdad no importa tanto la
puntuación que obtengamos, sino que a pesar del puntaje, creamos
que lo podemos mejorar!
Mejorar lo que más podamos! Si... no
existe “demasiada estima” concuerdan los profesionales que: “a
mayor estima menos ego, y a mayor ego menos estima”.
Es decir, al mejorar nuestra estima,
nuestro ego se retrotrae y se coloca en la posición correcta.
Esta es precisamente la idea que
tenemos que tener, y sobre la que tenemos que trabajar “darnos todo
el valor posible” sin miedo, trata de valorarte lo que más puedas.
El orgulloso en realidad sufre de baja
estima y por ello impone superioridad...
Para terminar...además de esas “voces”
que durante la mayor parte de tu vida te dictaron tu valor, de que
otra forma podrías levantar tu autoestima?
La manera que a mí me resulto
maravillosa es esta: simplemente escuchar la voz de Dios, por sobre
las demás.
Pero puntualmente escuchar la voz de Dios en la Sangre de Cristo! Dice la biblia que la sangre de Cristo
“habla” mejor que la de Abel.
Habla! Nos da un mensaje muy puntual!
Imposible de no oírlo si en verdad le prestamos atención.
Déjame tu comentario para enriquecer este blog y poder así orar por tu vida. Dios te bendiga.
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