En estos días
vengo estudiando un poco acerca de un tema que me interesa mucho. Se trata de
la identidad y la estima. Yo creo que estas van de la mano. Al identificarme
correctamente puedo tener una valoración propia correcta de mi persona.
Es decir, si
no tengo una identificación correcta tampoco tendré una valoración adecuada. La
identidad es inseparable de la estima. Es más, en todos los casos, cuando uno
cree que tiene problemas con la auto-valoración, en realidad lo tiene con la
identidad.
Entonces digo
que, si tengo un proceso de identificación correcto, se resuelve casi
automáticamente el conflicto de la baja estima y sus consecuencias.
Toda mi vida
he sufrido mucho por mi baja auto-valoración. Por mucho tiempo ignore que los
problemas internos que padecía como el sufrimiento, el miedo, la culpa, la cobardía,
la inseguridad, la inhibición, la frustración, etc. Tenían su raíz en la baja
autoestima. Y claro, cuando uno no sabe la raíz de su problema, se hace más
difícil llegar a la solución. Es más, atribuye su mal estar a otras causas: el
entorno, la falta de dinero, la mala suerte, la química del cerebro, la
familia, etc.
Para mucha
gente es más fácil disimular o disfrazar el sufrimiento que reconocerlo y resolverlo.
Hoy, por
ejemplo, lo que más al alcance tenemos como para disfrazar el sufrimiento son
las redes sociales, ahí mostramos una vida falsa, irreal.
Desde luego que,
no solo en las redes sociales, sino distintos ámbitos, incluso dentro de
nuestro propio hogar somos capaces de disimular o disfrazar el dolor agobiante de
la baja autoestima.
Analicémonos
un poquito para notar como se encuentra en este momento nuestra autoestima.
Características
de las personas con Baja autoestima:
-
Están
pendientes de la aprobación de los demás.
-
Necesitan
tener siempre el control de todo.
-
A
menudo los controla la melancolía.
-
Piensan que no pueden, que no
saben nada
-
No valoran sus talentos. Ven
sus talentos pequeños, y los de los otros los ven grandes.
-
Le tienen miedo a lo nuevo y
evitan los riesgos.
-
Son muy ansiosos y nerviosos, lo que los lleva
a evadir situaciones que le dan angustia y temor.
-
Son muy pasivos, evitan tomar
la iniciativa.
-
Son aisladas y casi no tienen
amigos.
-
No les gusta compartir con
otras personas.
-
Evitan participar en las
actividades que se realizan en su centro de estudio o en su trabajo.
-
Temen hablar con otras
personas.
-
Dependen mucho de otras
personas para hacer sus tareas o realizar cualquier actividad
-
Se dan por vencidas antes de
realizar cualquier actividad.
-
No están satisfechas consigo
mismas, piensan que no hacen nada bien.
-
No conocen sus emociones, por
lo que no pueden expresarlas.
-
Debido a que no tienen valor,
les cuesta aceptar que las critiquen.
-
Les cuesta reconocer cuando se
equivocan.
-
Manejan mucho sentimiento de
culpa cuando algo sale mal.
-
En resultados negativos buscan
culpables en otros.
-
Creen que son los
"feos".
-
Creen que son ignorantes.
-
Se alegran ante los errores de
otros.
-
No se preocupan por su estado
de salud.
-
Son pesimistas, creen que todo
les saldrá mal.
-
Buscan líderes para hacer las
cosas.
-
Creen que son personas poco
interesantes.
-
Creen que causan mala
impresión en los demás.
-
Les cuesta obtener sus metas.
-
No les gusta esforzarse.
-
Sienten que no controlan su
vida.
Es verdad
que a lo largo de toda nuestra vida iremos mejorando la autoestima. La cuestión
es saber como hacerlo lo más rápido posible. Y obvio, es nuestra tarea hacerlo,
de nadie más. Nadie podrá levantar o mejorar tu estima, podrán colaborar, pero
el que debe tomar las medidas para lograrlo eres tú aun cuando no recibas nada
de nadie.
Una vez leí
algo con respecto al tema que me sirvió:
Supongamos
que:
Autoestima =
A
Estudio = E
Trabajo = T
Relaciones =
R
Sexo = S
Y así
sucesivamente con las palabras que se nos ocurran. La idea que leí fue simple
pero eficaz.
Si tenemos
falta de “A” (autoestima), nunca podremos suplir “A” con “E, T, R, S” o
cualquier otra letra.
Solo
llenamos la falta de “A” con “A”. Por esta razón es que al faltarnos “A” inconscientemente
nos abocamos a una búsqueda incesante y agobiante. ¡Intentamos de todas maneras
llenar ese vacío de “A” con otras letras y al no conseguirlo la frustración es aún
mayor!
Basta con
hacer un poquito de memoria de las infinidades de intentos fallidos que hemos
hecho la mayoría de nosotros para llenar ese espacio vacío en nuestro
“interior” y muchos, aun después de una larga búsqueda, todavía no han podido resolver
este conflicto de la mente sino que sienten que el sufrimiento es cada vez peor.
En resumen,
para tener una buena “A” debemos buscar “A”. Ahora viene la parte crucial.
¿Cómo lograrlo? ¿Cómo encontrar “A”?
Personalmente
he buscado de muchas maneras llenar la “A” con “A” pero la que finalmente me
dio mejor resultado es la que tratare de explicar breve pero claramente a continuación.
La Identificación:
La idea está
en el primer párrafo que escribí. La clave esta en saber identificarnos. Saber quiénes
somos.
El eterno
error de los seres humanos siempre ha sido identificarse mal. Identificarse con
lo que no son. Veamos lo que no somos.
Desde
pequeño me he identificado con otras personas, siempre queriendo ser “otro”
pero lógicamente jamás me encontré. Luego he intentado identificarme con lo que
hacía, mi oficio, mi ocupación. Obvio que tampoco yo estaba ahí. Mas tarde viví tratando de identificarme con
mi mente, mis pensamientos. Pero tampoco me sentí completo. Y por último descubrí
que todo esto era provocado por el ego, el yo falso. Nunca nada de lo que ofrezca
el ego será lo que me ayude a encontrarme de verdad.
Es decir que,
desde el nacimiento hasta este descubrimiento, inconscientemente y por años
hemos puesto nuestra identidad en personas o cosas de “afuera”. El ego, o falso
yo, siempre desvía nuestro foco hacia afuera y terminamos identificándonos con
lo externo.
Cuando me di
cuenta del ego y su tarea en nosotros casi como con un efecto domino también
supe que yo no soy ni voy a ser jamás otra persona, alguna cosa, ni siquiera
soy mis pensamientos ni mi mente, entonces dejé de buscar hacia afuera
intentando encontrarme y comencé a buscar hacia adentro. Mi identificación
correcta y veraz estaba mas cerca de lo que nunca imagine. ¡Dentro mío!
Así de
simple, tan simple que a veces no lo queremos ver. ¡Vos estas dentro tuyo! Es
tan simple que parece una broma…pero no lo es.
Solo con
poner la mirada adentro comenzamos el cambio.
Esto quiere
decir, tener momentos para estar solo con uno mismo y tratar ni siquiera de
pensar, así estaremos más cerca de encontrarnos de verdad e identificarnos de
manera verdadera y natural.
Pero esto no
pasa por la mente, es decir, no es solo conocimiento sino experiencia. Debe ser
un conocimiento que nos conduzca a vivir una experiencia interna. Por esto con
poca información, pero correcta, es posible comenzar a transitar la sencilla y
maravillosa sensación de encontrarnos de verdad.
Hay un
descanso y una paz tan grandes en todo aquel que comienza a transitar este
camino, el de buscarse dentro suyo. Cuando uno comienza a encontrarse en su
interior, llega el momento en que las palabras, los pensamientos y aun las
emociones estorban en la vivencia de estar conectado e identificado con el yo
verdadero, con la esencia del ser. La obra maestra de Dios.
Continuara…
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